España, abocada al rescate tras fracasar el ajuste y ante la indiferencia europea
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- 21 julio, 2012 a las 9:07 #6529CHRISTIANMiembro
La petición de ayuda de Valencia y las malas perspectivas macro desatan de nuevo la tensión. La prima de riesgo escala hasta los 610 puntos y hace inasumible la financiación de la deuda.
A Mariano Rajoy se le está cumpliendo a rajatabla la parte de la Ley de Murphyque dice que todo lo que pueda salir mal, saldrá mal. Desde que llegó al Palacio de La Moncloa, el pasado 21 de diciembre, no ha dejado de cruzar líneas rojas, adoptando decisiones que juró que nunca tomaría, con el objetivo de recuperar la confianza de los mercados y alejar a nuestro país del borde del precipio en el que lo dejó Zapatero, tras ocho años en el poder.
El esfuerzo, sin embargo, ha resultado baldío. El último capítulo en esta historia de desgracias, el del rescate total de España, parece ya a punto de escribirse. Los nuevos ajustes, convalidados el jueves por el Congreso de los Diputados -adoptados a la desesperada para cumplir con las exigencias de la Comisión Europea-, no han conseguido calmar a unos inversores que desconfían de cualquier cosa que pueda decirles nuestro Gobierno y que hiperventilan ante la más mínima noticia negativa.
Ayer, el anuncio de Valencia de que tendrá que recurrir al Fondo de Liquidez Autonómico -porque no puede cumplir con sus vencimientos de deuda- y la previsión de que el año que viene nuestra economía se contraerá otro 0,5 por ciento, hundieron el Ibex un 5,8 por ciento y llevaron la prima de riesgo hasta los 610 puntos, con el bono a 10 años por encima del 7,2 por ciento. Un nuevo máximo histórico que sitúa el precio de nuestra financiación en unos niveles inasumibles. Las puertas de los mercados se cierran para España, como ya les ocurrió a Grecia, Irlanda y Portugal. Y todo ello, ante la indiferencia del núcleo duro del euro -Alemania y sus estados satélites-, que se niega a usar la manguera del BCE -mediante la compra de deuda- para apagar el incendio que consume a las economías de la periferia del continente.
Dentro del propio Ejecutivo surgen ya voces que hablan de la inminente intervención, algo que hasta hace bien poco era considerado un anatema, la única línea roja que Rajoy no estaba dispuesto a cruzar. Sin embargo, al Tesoro se le empieza a agotar el margen. No tanto en verano, pero sí a la vuelta de vacaciones, puede haber problemas. En octubre vence deuda por 27.000 millones de euros, cantidad demasiado elevada como para refinanciarla a los actuales precios. En este escenario, algunos analistas consideran que al Ejecutivo ya sólo le queda una opción: aprovechar el mes de agosto para negociar las condiciones del rescate total.
Otras fuentes, sin embargo, consideran que el Gobierno hace ya tiempo que comprendió que los ajustes no tienen efecto alguno sobre los mercados y que si los está haciendo es por dos razones. La primera, porque España no puede permitirse que el déficit se le vaya de nuevo al 7 por ciento, por mucho que el PSOE y los sindicatos aseguren que hay otras alternativas y hayan decidido lanzarse a incendiar las calles en contra de los recortes.
La segunda, más sutil, porque Rajoy quiere cargarse de argumentos para reclamar aAlemania un cambio de estrategia, que incluya la actuación del BCE, para evitar no ya la caída de España, sino el colapso del euro. La actitud mantenida hasta ahora por la entidad que preside Draghi irrita al Gobierno, que le reprocha su permanente inacción. Ayer el ministro de exteriores, José Manuel García Margallo, señaló, en esta línea, que el BCE es un banco «clandestino», porque «no está haciendo nada» para «apagar el incendio de la deuda pública».
La actuación de Europa vía BCE, poco probable, aunque no imposible, podría obligar a más ajustes. El propio Montoro reconoció el jueves que no se puede descartar nada. No lo dijo, pero lo que de verdad reclama Europa es un adelgazamiento en serio de las plantillas de las administraciones públicas.
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