Al cierre…leñazo

La bolsa española ha encajado hoy un desplome del 2,35% y su principal indicador, el Ibex 35, saldrá mañana desde los 10.365 puntos, en lo que es su mayor caída desde finales de enero. En algún momento de la mañana llegó a tocar los 10.665 puntos, lo que refleja a las claras que ha sido una jornada de cuchillos largos, volatilidad brutal e inesperados cambios de rumbo. Y como otras tantas veces, ha sido el Grecia quien ha puesto en fila india los mercados, en esta ocasión, por noticias sobre un impuesto a las ganancias obtenidas con sus bonos. (Así te hemos contado la sesión en directo)

Parecía que la jornada de San Isidro, festivo en Madrid, iba a ser tranquila cuando poco después de la apertura el Ibex se encaminaba hacia los 10.700 puntos. Nada más lejos de la realidad. El Santo patrón de Madrid esta vez no echó un capote a los inversores, que han tenido que batirse el cobre con un parqué enloquecido y que en algunos de la última hora llegó a rozar el pánico vendedor. Muy fuerte lo que ha sucedido en la recta final, una lección que debe servir para recordar que en la crisis europea aún hay muchos cabos sueltos, por lo que conviene nadar pero también guardar la ropa.

Lo cierto es que el día comenzó bien, pues en la mente de muchos estaba el BCE y Mario Draghi con esa suerte de maná que repartirá el mes que viene. O al menos eso es lo que las bolsas se han creído. Pero pronto llegaron los problemas, en concreto, con los datos de PIB e inflación de la zona euro. Los precios crecieron en abril un 0,7%, cifra que no es para pensar en deflación pero que si resulta incómoda para el BCE, obsesionado con mantener ancladas las expectativas en torno al 2%. Además, la zona euro creció un raquítico 0,2%, sobre todo por el pinchazo de Francia e Italia. Anémico balance que el mercado se tomó a la tremenda.

Con todo, las bolsas aguantaron el tirón con caídas que no iban más allá del 0,5% hasta que al llegar la apertura de Wall Street comenzaron a sonar las alarmas: ¿Por qué se está disparando la deuda griega? Se preguntaban los operadores. La respuesta, de nuevo en las decisiones políticas, en la intención de aprobar un impuesto retroactivo sobre las ganancias con bonos griegos cosechadas desde el 29 de febrero de 2012 por particulares y empresas no residentes en Grecia.

El efecto de esta noticia ha sido demoledor, casi de bola de nieve. Rápidamente, el rendimiento del bono español a diez años ha superado de nuevo el 3 % (3,010 %), muy por encima del mínimo histórico que marcó al inicio de la sesión (2,850 %), lo que ha provocado que la prima de riesgo subiera a 171 puntos básicos. Y ojo porque la prima de riesgo había comenzado la jornada en 147 puntos básicos. Mucha subida para un solo día.

El rendimiento del bono alemán a diez años (diferencia que con el español mide el riesgo país), caía al 1,310 % desde el 1,383 % de esta mañana. Lógico, por otra parte, pues en estas oleadas de terror, los inversores se refugiaban en la deuda alemana. En cuanto a las primas de riesgo de otros países periféricos, la prima de riesgo de Italia subía hasta los 177 puntos básicos, desde los 153 de la apertura, y la de Portugal, hasta los 239, desde los 213. El riesgo país de Grecia también subía a 554 puntos básicos desde los 493 que marcaba al inicio de la sesión.

Posteriormente, a falta de menos de una hora para terminar la sesión, y con Wall Street también en rojo, el ministro de Economía griego negaba cualquier impuesto, pero el daño ya estaba hecho. Para el Ibex, todo se ha traducido en fuertes caídas y castigo duro a los bancos. Entidades como Sabadell, Caixabank, Popular o Bankinter se dejan hoy entre el 3% y el 6%. Entre los grandes, también Santander y BBVA acaban con caídas del 3%. Y liderando el pelotón de los bajistas está hoy Sacyr, que se deja más de un 6%. Una auténtica escabechina la que provocó un día de San Isidro el renacido fantasma de Grecia.