Société Générale: La política de la Fed destruirá el mundo

Albert Edwards, experto del banco francés Société Générale cuyas predicciones han sido de las más acertadas durante los últimos años, ha elaborado un informe en el que asegura que «La Fed destruirá el mundo».

Haciendo referencia a las apocalípticas declaraciones del inversor Marc Faber, Edwards reconoce que las políticas de Ben Bernanke acabarán por ser «mas ruinosas» que las de su predecesor en el banco central estadounidense, Alan Greenspan.

«En 2005, cuando Alan Greenspan era considerado como un «maestro» de la economía afirmé que su política sería la ruina del mundo y la historia lo juzgaría como un criminal de guerra económica», asegura el experto de SocGen. «Ahora pienso que las políticas de Ben Bernanke serán todavía más ruinosa que las de Alan», añade.

Es por ello que Edwards recomienda a sus clientes rebajar su exposición a la renta variable hasta niveles mínimos de un 30 por ciento, una marca no vista desde el 8 de mayo de 2008, justo en el punto de ebullición de la crisis financiera que desató la mayor recesión desde la Gran Depresión. A la reducción de la exposición a la renta variable, el experto del banco galo recomienda aumentar la posición de efectivo hasta el 20 por ciento de las carteras de inversión.

Edwards reconoce que cuando ha leído citas directas sobre las intenciones de Bernanke de subir los precios de los activos en general y, en particular, las cotizaciones bursátiles, a través de nuevos estímulos cuantitativos, que le «dan ganas de llorar» sobre «lo absurdo de esta posición». «La Fed está siguiendo el mismo camino a la ruina como lo hizo entre 2003-2007», asegura.

El experto de Societe Generale se ha mostrado de acuerdo con el presidente de la Fed de Filadelfia, Charles Prosser, quien se atrevió a sugerir que «el emperador no tenía ropa» al afirmar que el nuevo QE, que incluye la compra 40.000 millones de dólares al mes de bonos hipotecarios, «tiene pocas probabilidades de impulsar el crecimiento y hacer bajar el desempleo» a este lado del Atlántico. El Economista