Niño Becerra: Nadie sabe como salir
1971 fue un año crucial. Pero su crucialidad pertenece a esas crucialidades cuya verdadera dimensión se ve después (por parte de todo aquel que no sea parte de la crucialidad, claro).
En 1971 finiquita el Sistema de Breton Woods al poner fin USA a la convertibilidad del dólar en oro. En Europa se pone en marcha la ‘serpiente monetaria’, un sistema de cambios que oscilaban dentro de una banda de fluctuación, que estuvo en vigor hasta 1979, y del que, de otra manera y no sólo referido a Europa, pienso volveremos a oír a hablar.
También es el año del lanzamiento de la primera versión de Unix: el primer sistema operativo abierto, y el año en que la cadena Starbucks abre en Seattle su primera degustación de café. Y en el que Raymond S. Tomlinson, padre del mail, utiliza por vez primera la @. Y el año en que tuvo lugar la primera reunión del Foro Económico Mundial en el Centro de Convenciones de Davos.
En 1971 nadie hablaba aún de crisis pero los ecos del 68 ya estaban totalmente acabados. Y quienes iban a ser parte de la crucialidad que iba a desarrollarse entre 1973 y 1979 ya estaban poniéndose en la faena. Y hasta hoy. Muchos Davos después de nuevo nos hallamos en una crucialidad, en su fase de salida. El problema es que ahora, pienso, los protagonistas no tienen totalmente claro cómo acabar de salir.
Mr. Axel Weber, ex presidente del Bundesbank y ahora miembro Consejo de dirección de UBS, dijo en el meeting de este año: “Salir de la crisis haciendo más grande el problema no va a funcionar. Los bancos centrales pueden comprar tiempo pero no fijar los problemas (…) Estamos viviendo a expensas de generaciones futuras. Estas políticas (las de inyectar pasta a mansalva) son insostenibles” (El País 24.01.2013, Pág. 26)
La enorme triple paradoja en la que nos hallamos puede que vaya más allá de la cuadratura del círculo. Por un lado, es im-po-si-ble continuar creciendo de la forma como hasta ahora se ha crecido; por otro, en el planeta sobra dinero a mansalva, claro que está en forma de bits, pero eso es otra historia; y por otro más y fruto de como se ha estado creciendo, existen unos excesos de pánico de capacidad productiva.
Decía Mr. Min Zhu, vicepresidente del FMI, en la misma localidad de la cumbre anual: “La rentabilidad de la banca es un tema clave pero no el único. Antes de la crisis el sector era muy grande, demasiado grande, y todavía lo sigue siendo. Hay una parte muy importante de las operaciones financieras que permanecen opacas y con productos muy complejos”. Y de pasada recordó que el sector bancario sigue representando el 66% del PIB mundial. (Misma fuente).
Desde hace unos meses se lleva decir que, ‘de la crisis’, ‘lo peor ha pasado’, ¿qué se quiere decir exactamente con eso?. Llevará muchos años resolver la triple paradoja anterior, de entrada porque no hay manual para hacerlo, pero sobre todo porque la solución va a tener unas consecuencias tremendas para las que no se tiene antídoto: ¿cómo se le explica a alguien a quien se le permitió vivir aceptablemente bien y que ahora vive muy parcamente o simplemente mal, que nunca va a volver a vivir cómo vivió?.
Ya no es por decir que el Dr. Krugman dice lo que dice porque a USA se le permite hacer lo que se le permite, otros han apostado o están apostando por esa vía, la de inyectar pasta, y que va a desembocar en una nueva guerra de divisas; o por ir en la línea de recorte, recorte, recorte que tan sólo empobrece. Lo que está en el fondo de esta crucialidad es que se ha dejado de crecer o, al menos, que se ha dejado de crecer como se crecía.
Pienso que estamos ante una fase muy, muy larga que va a estar caracterizada por un muy bajo crecimiento, aquí y en todas partes, porque ni va a haber con qué crecer, ni modo como crecer. Y pienso que eso ya se tiene clarísimo. Lo que no se tiene nada claro es como se aborda eso porque lo cierto es que sí van a haber áreas en las que, de modo completamente diferente, es cierto, si se va a crecer.
Y esa es una crucialidad de bigotes, efectivamente.
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull. La carta de la bolsa