Niño Becerra: Lo que nos espera
Algunas previsiones apuntaban a que podía evolucionarse hacia una situación de muy bajo crecimiento, muy elevado desempleo estructural, muy alta desigualdad, reducción en el estándar de vida de la mayoría, …, una situación que, al tornarse permanente, pasaría a ser lo habitual convirtiéndose en la ‘nueva normalidad’ al ser inevitable otro escenario.
Los recientes Eurogrupo y Ecofin pienso que van por ahí, pero de forma camuflada, indirecta, porque lo político aún hay que tenerlo en cuenta sobre todo considerando que en Mayo hay elecciones.
En España se reducirán prestaciones por desempleo, se abaratará aún más el despido, se reducirán salarios, pero la demanda total de horas de trabajo no aumentará porque cada vez se precisa de menos factor trabajo y la oferta de trabajo no desciende lo suficiente para compensar esa menor demanda.
Hay comparaciones que dan risa: ni España es la Alemania de principios de los 2000, ni es la actual Escandinavia. Ni lo es por estructura de PIB, ni por expectativas, ni por productividad efectiva, ni por dependencia. ¡Seamos serios!.
¿Ahora toca precarizar más el empleo en España?, pues vale; ¿toca abaratar el precio del trabajo?, pues muy bien. Nadie va a protestar porque ya no está de moda ni sirve para nada, y el trabajo cada vez es menos necesario. Hágase, pero que no se argumente con razonamientos metafísicos que sólo sirven para liar.
(Por cierto, cuando en el 2010 empieza en España la serie de Reformas Laborales el tema se vendió como que iban a servir reducir la tasa de temporalidad y de paro, y ya ven. Más por cierto: en Alemania ya tienen 7 M de personas subempleadas y subremuneradas, y el 25% de la población de Berlín tiene que recurrir a las ayudas públicas para subsistir; ¿por qué esos magníficos políticos y esos sabios técnicos no hablan de ello?.
El concepto de Nueva Normalidad fue barrido de periódicos y magazines porque es subversivo, pero tan real que ya se puede palpar. El mensaje lleva siendo el mismo desde el 2010: cada seis meses aparece algún político o algún técnico y dice que las cosas ya están pintando de otra manera. Esta vez ha sido Mme. Lagarde, la presidente del FMI.
En USA que se estudia todo y, afortunadamente, se publica casi todo el 1% de la población ha hecho suya la mejoría que la economía USA ha experimentado en estos últimos años y un 1% de la población ya controla el 24% de la riqueza, como en 1928 (el 8,9% en 1976), junto a eso el 10% de las familias USA pasa hambre, el 16% de la población no tiene cobertura médica porque no puede pagarla, el índice de Gini es de país subdesarrollado, seis millones de estadounidenses han de tomar diariamente antiinflamatorios para soportar las larguísimas jornadas de trabajo que se ven obligados a realizar para sobrevivir, el 11% de los hogares están formados por trabajadores pobres, el 25% de los trabajadores tienen salarios bajos, … ¡Cómo será el tema cuando el Presidente Obama anunció el Lunes en el Congreso que, por decisión personal y pasando de ese Congreso en el que estaba hablando, va a elevar el salario mínimo el 39%!.
No se habla de ella, pero ya hemos llegado a la Nueva Normalidad. Una situación en la que la clase media está evaporándose a marchas forzadas, con una gran parte de la población ocupada subempleada y subremunerada, con un descomunal desempleo estructural medido en horas de trabajo que se matizará contratando por obra y servicio y a tiempo parcial al trabajo que se necesite, durante el tiempo que se necesite, a precios ridículos, con tasas de pobreza altas y estancadas.
Una situación en la que una élite: grandes corporaciones transnacionales junto con sus empleados de alto nivel apoyándose en una red de profesionales con altísima y especializada cualificación y con conectividad temporal e intercambiabilidad espacial, controlarán la generación de PIB y las fuentes de commodities, y, a un nivel inferior, en otra serie de profesionales específicos estándar.
No es que sea terrible o no, simplemente es. La élite de los años 20 se horrorizó cuando, tras la II Guerra Mundial, el populacho empezó a tener acceso a bienes y servicios antes reservados a y privativos de su clase. Aquello fue inevitable porque fue conveniente en base a la evolución que estaba determinando la evolución de la dinámica histórica, del mismo modo que esto también lo es.
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.