Niño Becerra: La realidad laboral
Conocerán el hecho: ha sido ampliamente comentado: Mr. Taylor, el presidente del grupo USA fabricante de neumáticos, Titan, ha manifestado que no va a adquirir la planta que Goodyear tiene en Francia, Amiens-Nord -en la que se fabrican neumáticos- y que en breve va a cerrar.
Pero lo más significativo fue la respuesta -en la que el presidente de la firma dijo ‘no’- que remitió al Ministro francés de Recuperación Industrial a su solicitud de que considerase la compra de la planta.
Escribió Mr. Taylor: “El granjero francés quiere ruedas baratas. No le importa nada saber si las ruedas vienen de China o de India, y si esas ruedas están subvencionadas. Titan se comprará un fabricante de ruedas chino o indio, pagará salarios de menos de un euro a la hora y exportará todas las ruedas que necesita Francia. En cinco años, Michelin no podrá producir ruedas en Francia” (El País 21.02.2013, Pág. 25).
Y la cosa venía de más arriba en la misma carta: “He visitado la fábrica varias veces. Los empleados franceses cobran salarios altos pero no trabajan más de tres horas. Tienen una hora para las pausas y para comer, hablan durante tres horas y trabajan otras tres. Se lo he dicho a la cara a los sindicalistas franceses. ¡Y me han respondido que en Francia las cosas son así!”. (Misma fuente).
El segundo párrafo sorprende porque Francia es uno de los países europeos con una productividad por hora trabajada muy elevada, por lo que si en esa planta de Amiens esos trabajadores obtenían la producción correspondiente a ocho horas en tres, es algo verdaderamente portentoso y extraordinario, increíble, vaya; es decir, en una primera aproximación, lo que dice Mr. Taylor suena a boutade. Lo primero en absoluto sorprende y tiene la virtud de tocar un punto del que no se habla porque es muy feo, feísimo.
El presidente de Titan tiene razón: a los usuarios de neumáticos les importa una mierda de donde vengan, que en su fabricación intervengan niños a los que se explote, que en el país en los que se fabriquen no haya derecho laboral alguno, que el Gobierno de ese país sea un nido de corrupción, y que la Democracia sea una palabra que se haya borrado del diccionario. El presidente de Titan sabe que gentes bienpensantes hablarán de ética, y que los usuarios de neumáticos escucharán sus palabras, y que asentirán con la cabeza, pero sabe que después irán a buscar los mejores neumáticos que puedan conseguir al menor precio que estén dispuestos a pagar. Mr. Taylor lo sabe, y sabe que tiene razón porque la tiene.
Siempre, pero hoy más, el 99,9999999999% de los usuarios de neumáticos (y de tostadoras de pan, y de persianas de aluminio, y de perchas de colores, y de yogures de fresa, y …) lo único que quieren es que por cada euro, dólar o lo que sea con que paguen, obtener más, y si la próxima vez que compren algo el de al lado por lo mismo les cobra un centavo menos se cambiarán. Con un neumático para un Ferrari 458, la cosa puede ir de distinto modo (puede: hasta ahí encontrarían sorpresas), pero con un neumático para un tractor, ¡un puto neumático para un tractor! (o para un automóvil distinto al anteriormente citado), no. Y, ¿saben por qué?, pues porque el 99,9999999999% de los neumáticos son hoy una commodity, y el cobre, por ejemplo, lo único importante es que, a igualdad de precio de transporte, cumpla unas características químicas; de donde venga …
Mr. Taylor tiene razón. Al agricultor francés le dará mucha pena que su cuñado que está trabajando en la fábrica de Goodyear de Amiens le echen a rue, pero cuando necesite cambiar los neumáticos de su tractor comprará los que le traerá el presidente de Titan, unos neumáticos fabricados en condiciones horribles en un país tiránico, pero unos neumáticos que cumplirán perfectamente en relación a lo que le hagan pagar por ellos. Esta es la cosa fea de la que ningún partido político, de ninguna parte, habla independientemente del color que tenga el partido, y que los expertos en ética tampoco abordan hasta sus últimas consecuencias porque supondría acusar a mucha gente de muchas cosas feas también.
En lo que no tiene razón alguna Mr. Taylor es en otra de sus frases de la carta referida: “Muy pronto en Francia todo el mundo se pasará el día sentado en los bares bebiendo vino tinto”. (misma fuente). Y no la tiene porque dentro de poco prácticamente nadie en Francia va a tener ni un cochino euro para ir a un bar a tomarse un vino. Ni en Francia ni en ninguna parte, claro.
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull. Lacartadelabolsa