Niño-Becerra: La caída de los salarios no será temporal
Cuesta encontrar hoy en uso el concepto de factor trabajo, pero ahí está porque siempre estuvo; lo que sucede es que hoy es un concepto feo lo que lo hace políticamente incorrecto, máxime cuando ha cambiado bastante, sobre todo en los países desarrollados, su finalidad.
La OIT acaba de publicar el informe de salarios 2012 / 2013: el poder adquisitivo de los salarios está disminuyendo, más en los países desarrollados, y, paralelamente, está disminuyendo su peso en el PIB. ¿Por qué está sucediendo esto?
Desde la noche de los tiempos, y salvo momentos muy, muy concretos, el factor trabajo se ha encontrado en un segundo término. Desde 1820, desde que comenzó el Capitalismo, el primer término lo ocupa el capital, pero antes lo ocupó la clase comerciante-manufacturera, antes la nobleza terrateniente, antes la oligarquía militar.
En términos políticos la representatividad del factor trabajo es muy, muy reciente y muy, muy limitada; cierto: antes era nula. El ‘una persona un voto’ fue inventado cuando el pleno empleo del factor trabajo garantizaba una reposición continuada y al alza del PIB generado, todo ello muy bien engrasado por un modelo de protección social que se financiaba así mismo, es decir, la democracia fue necesaria para que el trabajador: el generador de PIB, se sintiese partícipe en ausencia de tensiones: al otro lado del Elba no se votaba. Antes, los votos se compraban y masantes no se votaba porque se asumía e imponía que quienes ostentaban el poder lo recibían de Dios o lo habían obtenido a sangre y fuego.
¿Qué sucede hoy?, pues que 1) cada vez hace falta menos factor trabajo para fabricar lo que haga falta en las cantidades que hagan falta, por lo que 2) la oferta de trabajo es superior a la demanda, máxime teniendo en cuenta 3) que la tecnología productiva cada vez es más barata, más sofisticada, y más sencilla de utilizar, y que 4) en el planeta existe un exceso de liquidez que permite pagar por ella lo que sea necesario, ya que 5) lo importante va a ser contar con los elementos precisos para moverse en un entorno de escasez.
Que el precio del trabajo haya perdido poder adquisitivo lo que indica es que ese factor es necesario en una medida cada vez menor y cada vez más especializada y en momentos más concretos; por lo que pienso que no es cierto que la caída de los salarios medios sea temporal: es una tendencia que no tiene marcha atrás, ni en España ni en ninguna parte, incluso suponiendo una caída enorme de la población activa.
¿Que eso tiene unas consecuencias sociales enormes?, ya. Esto, de hecho, ya no correspondería sólo a un cambio de modelo, que también, naturalmente, sino que iría mucho más allá, entroncando con un nuevo sistema económico en el que los planteamientos estructurales serían totalmente nuevos.
De momento, pienso, el poder adquisitivo de los salarios medios continuará cayendo. Y lo sucedido en España en relación a la filtración sobre una teórica y no confirmada propuesta de una entidad financiera para reducir hasta el 50% de los salarios, no es más que penúltima manifestación de lo dicho.
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull. La carta de la bolsa