Niño Becerra: Hoy pintan mal las cosas pero pintarán peor mañana
El Gobierno del reino está diseñando medidas adicionales a los presupuestos del Estado que entraron en vigor hace cuatro días; ¿por qué?, pues porque la recaudación ha descendido, los gastos han aumentado y la cantidad a pagar por intereses de la deuda pública ha crecido. El resultado es obvio: España no va a cumplir los objetivos de déficit que presentó a Bruselas hace un par de meses, que Bruselas aceptó, pero la misma Bruselas no creyó: en sus últimas previsiones publicadas semanas despues aumentó sensiblemente esos objetivos.
España tiene dos problemas enormes que son la madre de todos sus otros problemas: por un lado, no crece; por otro sus empresas, bancos, familias, ayuntamientos, regiones y el mismo Estado deben una enormidad de dinero.
El problema del crecimiento es especialmente grave en el caso de España porque su modelo productivo es intensivo en factor trabajo y su PIB está basado en el medio y reducido valor añadido, por lo que menos crecimiento supone más desempleo y no absorción del desempleo ya existente, y menos PIB implica menos base imponible sobre la que aplicar los distintos tipos impositivos.
La economía española es muy rígida debido a que su tipo de actividad lo es: se acabó , por ejemplo, el boom de la construcción y, ¿con qué actividades ha sustituido España ese PIB perdido?, pues con ninguna ya que la economía española puede hacer lo que sabe hacer en base al modelo productivo que tiene desde hace décadas; y volvemos a los problemas referidos.
Julio del 2012, ¿dónde está España?. En un lugar bastante oscuro. La economía española no crece: todo el mundo ha admitido que este año España decrecerá y cada vez más expertos asumen que también lo hará el año próximo. Si España no crece no generará ocupación: el PIB español debe crecer al menos al 2% para crear empleo neto, por lo que el consumo descenderá y también lo harán las bases imponibles de los distintos impuestos; pero, a la vez, crecerá el gasto en concepto de prestaciones por desempleo; y más a la vez se reducirán los ingresos correspondientes a la partida de seguridad social. Y todo ello generará en ‘los mercados’ más desconfianza e incertidumbre: la lectura que harán los mercados es que España va peor, lo que supondrá que España deberá paga más para que le compren la deuda pública que emita o refinancie y que crezca la partida que ha destinar al pago de intereses.
Bien. España hoy (como conjunto), ¿puede crecer más, puede hacer algo para aumentar su crecimiento?, la respuesta es negativa: el grado de dependencia de España es enorme (el 50% de los fondos que se prestaron para el ladrillo venían del exterior) y la capacidad de España para modificar su modelo productivo es marginal. Y si España no puede crecer, los ingresos fiscales en España no sólo no aumentarán sino que descenderán.
Entonces España, como conjunto, tan sólo puede hacer tres cosas: recortar gasto público, recortar gasto público y recortar gasto público, lo que irá enterrando progresivamente a España en un pozo de mayor pobreza, desempleo creciente, desatención social en aumento y retroceso macro y microeconómico caracterizado por una situación enquistada de subutilización de unos factores productivos cada vez más obsoletos por las reducidas capacidades de inversión del tejido productivo español.
Ya saben: pienso que ahora viene, a nivel mundo, una fase de estancamiento de un par de años en la que se irán implementando las medidas que se vayan diseñando y que conformarán el nuevo modelo sistémico. ¿Y España?, ¿qué aspecto tendrá en ese 2015, momento a partir del que el planeta comenzará una nueva andadura que en nada se parecerá a la pasada?.
Tras dos años de decrecimiento, de subidas de impuestos indirectos a fin de paliar en algo la caída de la recaudación; de recorte de gasto (percepciones por desempleo, pensiones, subvenciones de todo tipo, inversiones, mantenimientos y conservaciones; y de aumento del paro y del subempleo, el decorado que presentará la economía española pienso que será bastante, bastante gris, y con un añadido: muy escasas posibilidades para engancharse al modelo en uso que, pienso, será: el de la eficiencia la productividad, personalizado en la Europa de los clustrs.
Hoy pintan mal las cosas para España, pero pienso que peor pintarán mañana. Y no, lo de ‘Virgencita, que me quede como estoy’ ya no es posible.
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.