Niño Becerra: Futuro de las pensiones
– Todos los cambios que se están realizando en los sistemas de pensiones de todos los países son debidos fundamentalmente, pienso, a una sola razón: no van a generarse fondos suficientes para mantener el esquema actual de las pensiones porque aunque voluntariamente o de forma forzada se alargue la edad de jubilación, cada vez habrá menos fondos públicos para pagarlas, es decir, será menor la masa total dedicada a pensiones.
– ¿Por qué cada vez habrá menos fondos? pues porque las tasas de crecimiento, sigo pensando, serán más sostenidas pero más reducidas: del 2,X% o del 3,X% vamos a pasar al 0,X% o, un año mega bueno, al 1,X%, lo que incidirá en los niveles de ingresos públicos, y, por ello, en el volumen de fondos de los que dispondrá las Seguridades Sociales de los países.
– Lo anterior vendrá influido por, e influirá en, que tenga que convivirse con niveles de desempleo estructural muy elevado y/o de alto subempleo, evidentemente en unos lugares más que en otros. Ello determinará que el nivel de las cotizaciones sociales descienda y que no vaya a ser compensado a través de otros ingresos debido a los cambios que ya está experimentando la filosofía impositiva en la línea de reducir la presión fiscal.
– Pienso que con la esperanza de vida sucederá justo lo contrario de lo que se argumenta: irá descendiendo. A medida que se vayan produciendo recortes en el modelo sanitario, dificultando el acceso a sus prestaciones, aumentando la contribución de los consumidores de medicamentos en el momento de su adquisición, e introduciendo y aumentando las fórmulas de copago sanitario, la utilización de la sanidad pública disminuirá (la privada de alta complejidad quedará al alcance de muy pocos), máxime en un entorno de empobrecimiento generalizado por la caída de rentas.
La introducción de la adecuación de las pensiones al aumento de la esperanza de vida pienso que es un argumento artificial para justificar su reducción, pero falaz: la esperanza de vida ha ido aumentando en los últimos 50 años gracias a la espectacular mejora de la sanidad pública, en cuanto esta retroceda, la esperanza de vida caerá. (Lo que no beneficiará en nada a los perceptores de una pensión porque ese ‘ahorro’ será, inmediatamente, destinado a otro fin.
– En unos países más que en otros (en España cada vez más) las pensiones se han convertido en parte de la renta familiar, de tal forma que complementan, muchísimo en algunos casos, los ingresos de la familia. Reducciones en las pensiones en un entorno de salarios a la baja y de desempleo y subempleo al alza abocarán a muchas personas y familias a un empobrecimiento imparable y a la degradación de sus condiciones de vida. Unan a esto la disminución de las coberturas del modelo sanitario. ¿Alguien puede de verdad creer que, en los próximos años, la esperanza de vida va aumentar de forma generalizada y creciente?.
– Pienso que es verdaderamente perverso que se haya escogido el término ‘sostenibilidad del sistema de pensiones’; es lo del ‘amor y el sexo’, si. Se dice ‘sostenibilidad’ cuando lo que se está queriendo decir es ‘como en su forma actual el sistema lleva un rumbo de colisión, y como no es asumible que en un horizonte previsible el sistema de pensiones desaparezca, hay que introducir una serie de cambios para acompasar el importe de las pensiones a los ingresos que para pensiones haya. Las pensiones bajarán, ¡claro que bajarán!, y mucho, pero continuará habiendo pensiones, luego el sistema será ‘sostenible’ porque se habrá hecho ‘sostenible’. En fin.
– Los planes de pensiones privados. Vamos a dejar claras varias cosas de entrada. Por un lado, esos planes depende de un ente privado todo lo regulado e intervenido que quieran, pero privado al fin y al cabo, y bueno, hasta el desastre de las Preferentes se consideraba que ningún producto financiero popular podía ir mal (falso: la Historia muestra que hay ejemplos de lo contrario); por otro, la rentabilidad media de la inmensa mayoría de los fondos de pensiones ha sido últimamente la que ha sido: reducida, cierto, en unos lugares y unos planes más que otros; por otro más los fondos de pensiones nacieron y se desarrollaron en un sistema financiero determinado, y nada garantiza que mañana ese sistema financiero continúe siendo igual, cierto, la masa de dinero que hoy acumulan es la que es, pero, ¿qué rentabilidad podrán tener con otro sistema financiero que obviamente llegará con el próximo modelo?. (En España sabemos mucho de esto: la rentabilidad de los planes de pensiones ha sido, básicamente, fiscal: el 90% de las aportaciones a los planes se hacían en Diciembre tras realizar una simulación de la liquidación del IRPF del próximo año).
– No ya planes de pensiones: ahorro en general para complementar pensiones menguantes: ¿cuántos podrán ahorrar con las expectativas económicas que la sociedad tiene ante sí?; poquísimas personas. Por ello, pienso, cobrarán una importancia capital las coberturas financieras que las corporaciones realicen a sus empleados como parte de su remuneración. Ya, ya: serán escasas las personas a las que algo así afecte porque serán los empleados esenciales quienes tendrán acceso a esas aportaciones.
– En un escenario en el que para generar el PIB preciso en cada momento cada vez va a ser necesario menos factor trabajo y muchísimo menos factor trabajo generador de bajo valor, el concepto ‘mucha población’ se convierte en un problema: los ingresos públicos tienden a la baja por lo que cada vez habrá menos fondos para atender el gasto público; a su vez el gasto público tendrá a reducirse para reservar fondos con que pagar los intereses de la deuda pública y deudas que no se pueden / deben dejar de pagar, como las militares; el gasto en protección social (y ahí metan todo) va ser uno de los paganos del nuevo modelo porque ‘el hombre de la calle’ es fácilmente controlable. En otras palabras, el sistema de pensiones cuando de verdad se acabará equilibrando será a medida que vayan falleciendo quienes perciben las pensiones.
– La pregunta no es ‘si’, sino ‘cuando’: ¿cuándo se computará toda la vida laboral para calcular la pensión?; tampoco cuantos años serán necesarios para percibir la pensión máxima, sino si seguirán existiendo pensiones máximas. ¿Se imaginan la historia de la cotización de un joven medio actual sumido en una secuencia de empleos a tiempo parcial, subempleo, subremunerado (¿se han dado cuenta de que ya no se habla de ‘mileurismo’?), y con períodos de actividad alternados con fases de no-trabajo?. Suponiendo que en el 2050 sigan existiendo pensiones (pienso que ya no existirán), ¿se imaginan cuál podría ser la pensión de ese joven medio que hoy tenga 20 años de edad?.
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull. Lacartadelabolsa