Niño Becerra: España en un callejón sin salida
Al peor sitio que un viaje o ruta puede llevar es aun callejón sin salida. (Ya: no existen los callejones sin salida porque siempre se puede volver por el camino por el que se ha llegado al susodicho callejón; pero Uds. ya me entienden).
La Comisión Europea le ha dicho a España que no está haciendo lo suficiente para revertir la situación deficitaria en la que se halla, y eso que España lleva tres años recortando gasto público y subiendo contribuciones fiscales.
Como España no está haciendo lo suficiente, España ni puede ni va a poder alcanzar las cotas de déficit público a las se comprometió el pasado año, por ello la Comisión está dispuesta a darle más tiempo (no es magnanimidad, es puro practicismo: la alternativa sería poner en marcha un follón que a nadie interesa) para que cumpla; para que cumpla, ¿qué?.
¿Para que cumpla con el -3% en el 2015 o en el 2016?. ¡Pero si en las propias previsiones de la Comisión del pasado 22 de Febrero se decía que el déficit del reino sería del -7,2% en el 2014!. Mi lectura es la de que la Comisión piensa que España no está haciendo lo suficiente para alcanzar un déficit estructural del -0,5% en el 2020.
A cambio de conceder más tiempo a España la Comisión le dice que tiene que tomar medidas adicionales a las que ha tomado a fin de alcanzar esas metas. Y aquí es donde las cosas empiezan a patinar.
Tras tres años de ajustes, recortes, podas, amputaciones, y drenajes, las cuentas españolas muestran un déficit del -9,4% en el 2011, del -10,2% (sí, del -10,2%) en el 2012, y la Comisión prevé el -6,7% en el 2013 y el ya mencionado -7,2% en el 2014. ¡Tras tres años de ajustes, recortes, podas, amputaciones, y drenajes!.
Junto a eso, el crecimiento del PIB español ha ido así: 2011: 0,4%; 2012: -1,4%, previendo la Comisión el -1,4% en el 2013 (otros llegan al -2,5%: Nomura) y el 0,8% en el 2014 (que algunos sitúan en el -2,1%: Citigroup); tasas que han ido acompañadas por un desempleo del 21,7% en el 2011, del 26% en el 2012, y del 26,9% y 26,6% previstos por la Comisión para el 2013 y 2014 (este Miércoles la propia Comisión lo situó en más del ¡27% para el año en curso!). La pregunta del billón: ¿cómo demonios va España a revertir su situación deficitaria?.
España, en su conjunto, no crece y se prevé que va a crecer muy, muy poco (olvídense de lo que dicen los políticos españoles). Teniendo en cuenta que el modelo productivo español es muy intensivo en factor trabajo y que su estructura de PIB está basada en el medio y bajo valor añadido, si España no crece al menos al 2% no va a poder generar ocupación neta, por lo que lo poco que crezca deberá destinarse a prestaciones, pensiones e intereses de la deuda, por lo que tendrá que ajustar, recortar, podar, amputar más, lo que aún frenará más su crecimiento.
Pero también tendrá que drenar más: subir impuestos, implantar tasas nuevas e incrementar las actuales, reducir servicios públicos y/o cobrar por ellos, y ello en una atmósfera de rentas (fundamentalmente salariales, aunque no sólo: no se olviden de las pensiones) menguantes, por lo que rentas decrecientes drenadas de crecientes recursos podrán consumir menos de lo poco que ya consumen y ahorrar cada vez menos, debiendo las familias destinar, en proporción, más de su renta mensual para pagar la deuda que ya deben.
Aumentará la impagadosidad a los bancos y se reducirán los depósitos, bancos cuya imagen se verá afectada por estar en un país problematizado y problemático, máxime teniendo en cuanta que otras economías en las que hacen negocio tampoco irán bien. La escasa financiación que ahora brindan se reducirá, por lo que el poco crédito al que las empresas tienen acceso se verá disminuido (recuerden las proféticas palabras del Sr. Alfredo Sáenz de hace exactamente dos años: el crédito de la banca caerá en 200 mM€ en los próximos años).
Y a eso sumen una deuda pública que en el 2007 ascendía al 36% del PIB, que hoy llega el 84% y que el FMI ha previsto alcance el 101% en el 2016. Y añadan los intereses, la amortización del principal …
Por el camino normal, España, ni puede cumplir ni podrá cumplir con sus compromisos de déficit. Partiendo de la realidad actual, ¿de dónde va a sacar España los 40 mM€ que precisa para llegar al -3% de déficit en el 2016 suponiendo que a España se le conceda no uno, sino dos años de gracia, con esas tasas de crecimiento que impiden generar empleo y toda esa deuda que el país, sus entes regionales y locales, sus empresas, financieras y no, y sus familias tienen que pagar?. Pues pienso que de ningún lado: pura y simplemente es imposible.
Ante eso se plantean dos escenarios.
Escenario 1. Obligado por la Comisión el Gobierno recorta y reduce haciendo realidad los rumores que ya corren por los rincones oscuros: reducción del 10% en las prestaciones de desempleo, disminución del número de empleados públicos en el 10%, recorte de pensiones del 15%, aumento del IVA hasta el 24% (o incremento del IVA reducido hasta el 15%), e incremento abultadísimo de las partidas relacionadas con el mantenimiento del orden público. (Claro, claro, añadan aquí la legislación laboral y sobre pensiones pertinente para que los costes laborales puedan derrumbarse: si el consumo se hunde aún más, algo tendrá que exportar España; y en pensiones: reducirse al ir cayendo los ingresos por cotizaciones sociales). España se empobrecería hasta niveles difíciles ahora de imaginar. Pienso que tampoco así llegaría a esa mágica cifra: quedaría sumida en un arabesco lateral de una Europa a muchas velocidades, y así seguiría: intervenida y radiocontrolada.
Escenario 2. La influencia de la Comisión y de los mercados fuerza una redefinición del concepto económico de unidad de España que lleva a la delimitación de zonas con posibilidades posibles y zonas con posibilidades remotas, estableciéndose una geometría variable en lo referente a inversión, disponibilidad de recursos, acceso a financiación exterior, etc. y siempre bajo la batuta de los MiB que ya estarán instalados en los puntos estratégicos de la geografía española.
Pienso que un tercer escenario de caos total es imposible por la sencilla razón de que no le interesa a nadie con algún tipo de poder e influencia, por lo que puede descartarse máxime teniendo en cuenta que las revoluciones tipo 1848 ya no están de moda.
Lo anterior no sólo es aplicable a España, pero pienso que es especialmente aplicable a España.
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull. Lacartadelabolsa