Niño Becerra: El Caso Bárcenas
Me lo han preguntado tantas y tantas veces que, aunque no sea un tema estrictamente económico, ahí va: mi opinión sobre el Caso Bárcenas.
El Caso Bárcenas, como, salvando las distancias, el Caso Filesa u otros de semejante índole, tienen, pienso, dos elementos que los caracterizan: 1) su tratamiento jurídico se halla perfectamente tipificado; que esos casos sean más o menos intrincados y complejos es otro tema, y 2) los importes que se manejan en los mismos son muy reducidos.
Es decir, son asuntos que afectan a la confianza que unos administrados tienen de sus administradores así como de la credibilidad que esos administradores merecen, pero hacen escaso daño a los contribuyentes debido al escaso importe involucrado.
Para mi encierra una infinita mayor gravedad el desperdicio, mal uso, uso ineficiente, despilfarro, de unos recursos que son escasos y que salen directamente de los bolsillos de los administrados, es decir, de los contribuyentes, y que, además, acarrean unos déficits y unas deudas con las que esos contribuyentes van a tener que pechar durante décadas.
Para mí esos hechos tienen una infinita mayor gravedad por lo dicho y porque, a diferencia de los otros, su tratamiento jurídico y legal es muchísimo más difuso, más etéreo, y más eludible, sobre todo porque hace falta muchísima más voluntad de todo tipo para abordarlos, ya no digamos para resolverlos.
El Caso Bárcenas es gravísimo y se tiene que llegar a su fondo cueste lo que cueste, pero, ¿quién va a llegar al fondo del Palacio de la Cultura de Santiago Compostela?, una obra faraónica en la que se han enterrado cientos de millones de euros de dinero público, en una región con carencias que recibe fondos de otras regiones españolas (Galicia tiene superávit fiscal interregional) y de la Unión Europea. Una obra que está subutilizada, que se halla inacabada (porque, finalmente, alguien tuvo la lucidez de detener) y que cuesta cientos de miles de euros cada año mantener. Esos cientos de millones, ¿era ese el mejor destino al que Galicia podía destinar esos dineros?.
El Caso Filesa tuvo un impacto mediático tremendo, y contribuyó a la caída de un Gobierno. Los jueces se ocuparon de él, se da por supuesto que, de forma correcta y cabal. Pero unos años antes se tendió la primera línea de AVE de España: de Madrid a Sevilla. Durante años y años esa línea fue deficitaria; su coste fue una desmesura para la época y en su construcción influyeron, fundamentalmente, razones y elementos políticos. Sitúense en el momento: era esa línea férrea el mejor destino que podía darse a esos cientos de miles de millones de pesetas en unas zonas en las que las carencias se contaban por puñados?.
Los dos anteriores son sólo dos meros ejemplos de las docenas de casos semejantes que en España se han producido. Repasen mentalmente todas las obras y acometidas públicas, sean estatales, regionales o locales, que en los últimos 35 años se han realizado en España. De las que ahora se tiene fehaciente conocimiento de que han sido inútiles, innecesarias y/o absurdas. ¿Qué ejecuciones judiciales han provocado?. ¿A quiénes se han pedido responsabilidades?. ¿Qué movimientos civiles han exigido que quienes las decidieron, contrataron y ejecutaron respondan por ellas considerando que se han pagado o que se van a pagar con dineros de todos, dineros que en innumerables casos van a ser detraídos de destinos esenciales debido a que la Constitución española dice muy claramente que la deuda pública y sus intereses tiene prioridad de pago?.
¿El Caso Bárcenas y otros parecidos? ¡Claro que hay que llegar al fondo del fondo!. Pero pienso que nunca hay que perder la perspectiva de las cosas y nunca se ha de llegar a una situación en la que los árboles no dejen ver el bosque.
Evidentemente y como siempre, es mi opinión.
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull. Lacartadelabolsa