¿Hemos pasado ya lo peor?
Las últimas cifras europeas que hemos conocido son chocantes incluso para aquellos analistas que siempre creyeron que la contracción fiscal y monetaria solo podía tener como resultado un aumento más rápido de la deuda.
La deuda de Portugal acaba de superar los límites máximos fijados por la UE y el FMI, alcanzando el 127,2% del PIB en el primer trimestre de 2013. Esto es 15 puntos porcentuales más que hace un año: el amargo fruto de un exceso de austeridad. Los portugueses han sufrido los recortes año tras año sólo para hundirse cada vez más en un pantano de la deuda, dice el editor jefe de Economía Internacional de The Telegraph, Ambrose Evans.
“La deuda de Italia ha tocado el 130,3% del PIB, frente al 123,8% de hace un año, sobrepasando el umbral de seguridad para un país sin su propia moneda y banco central.
En Irlanda, la deuda pública se ha disparado 18 puntos en un solo año hasta el 125%. Esto es en parte una «pre-financiación» para cubrir las necesidades de financiamiento para 2014.
El ex jefe del equipo del FMI en Irlanda, el profesor Ashoka Mody, ha pedido «una revisión completa» de la estrategia de austeridad. Confirmó lo que los sindicatos irlandeses y otros agentes han dicho desde el principio, que un exceso fiscal es contraproducente, sobre todo si se ve agravado por la escasez de dinero.
«Teniendo en cuenta la dinámica de la deuda, si los niveles de deuda se mantienen donde están y el crecimiento se mantiene donde está, nunca va a haber una reducción del ratio de deuda en el futuro previsible. Alejarse de la austeridad en esta etapa, es un curso de acción razonable», dijo.
Irlanda no es un caso perdido. Cuenta con un superávit comercial. Las exportaciones son el 105% del PIB, en comparación con el 30% o menos para la mayor parte de Club Med. Es muy capaz de competir en el tipo de cambio actual.
La política de austeridad y la «devaluación interna» de Irlanda ha hecho maravillas para la balanza comercial, pero sólo a costa de empeorar la crisis de deuda-deflación. Esta es la contradicción fundamental de la estrategia de crisis en todos los países con una deuda alta. Cuanto más caen los salarios de estas economías, más se eleva el costo real de la deuda.
En el caso de Irlanda – como en España – la carga de la deuda es el legado de un boom del crédito que fue a su vez provocado por la UEM y los años de tasas de interés reales negativas.
Estos países están caminando por una línea muy fina. Una vez que la deuda llegue al nivel del 130% existe el riesgo de que los mercados empiecen a despertar. El momento de la verdad podría llegar cuando la estabilidad política quede en entredicho en cualquiera de estos países.
Portugal ha estado coqueteando con una crisis desde que el ministro de Finanzas y el jefe de austeridad, Vitor Gaspar, dimitiera hace tres semanas.
Los rendimientos de los bonos portugueses se calmaron después de que el presidente del país, diera marcha atrás frente a las amenazas de unas elecciones anticipadas, acordando en su lugar negociar un pacto de salvación de Gobierno.
Los rendimientos de los bonos a 10 años cayeron a los niveles pre-crisis, pero es extraño que los mercados festejen el fracaso en la formación de un «gobierno de salvación nacional».
Las políticas de reformas en Portugal se han vuelto aún más peligrosas, y es muy poco probable que las heridas políticas que se han abierto se puedan curar, según el estratega de deuda soberana Nicholas Spiro.
La autoridad de Passos Coelho ha quedado en entredicho y la austeridad agresiva ha fracasado por completo. La carga de la deuda pública está aumentando a un ritmo alarmante.
El FMI advirtió el mes pasado que la perspectiva de la deuda sigue siendo «muy frágil» y que cualquier shock externo podría empujar al país al abismo. Dijo que una grave crisis podría obligar al Estado a asumir los pasivos contingentes y empujar la deuda a niveles «claramente insostenibles».
El país tiene que aumentar en un 23% del PIB la financiación este año y en un 22% el próximo año, cuando se supone que debe retornar a los mercados de capitales. La deuda externa ha alcanzado 230% del PIB. El PIB nominal se ha contraído en los dos últimos años, haciendo que el «efecto denominador» cause estragos en la dinámica de la deuda.
Portugal está lleno de riesgos. Los líderes europeos han dado su solemne promesa de que nunca volverán a imponer recortes a los bancos, fondos de pensiones y otros inversores que tengan deuda soberana de la UEM, reconociendo tácitamente que su experimento en Grecia fue un desastre.
Entonces, ¿qué van a hacer cuando llegue el momento? ¿Impondrán pérdidas tangibles a los contribuyentes alemanes, holandeses, y franceses por primera vez?
¿Se retractarán los estados acreedores de esta promesa provocando una huida desde la deuda española, con efectos instantáneos en Italia?
Además, después de haber impuesto el «modelo de Chipre», ¿cómo esperan contener la crisis bancaria sistémica en Portugal si los inversores comienzan a temer que la situación esté de nuevo fuera de control?
Societe Generale dice que los líderes de la UE pueden tener la tentación de pensar que no pasa nada si se imponen quitas privadas sobre la base de que los bancos del norte han reducido considerablemente su exposición a estos países. Así es como suceden los accidentes.
La retórica de la solidaridad de las potencias del norte es un engaño vil. El Norte se niega a aceptar su responsabilidad conjunta sobre la debacle de la UEM, y aún se niegan a reconocer que el exceso de ahorro del norte inundaron a los países periféricos del Club Med, con la complicidad del Banco Central Europeo.
Los países del sur de Europa podrían elegir en cualquier momento formar un cártel y darle la vuelta a la tortilla.
Ellos podrían hacer frente a los acreedores con un ultimátum. O se cambia todas las políticas para hacer frente a la crisis, de acuerdo a una estrategia de reactivación y aceptando su parte de los costos en este desastre colectivo o repudiarán las deudas.
O llegamos a un acuerdo a la mitad del camino o tomamos medidas para proteger a nuestras sociedades contra el desempleo masivo y para proteger nuestra base industrial.
Pero los líderes del Club Med están demasiado incrustados en el proyecto de la UE para adoptar esa idea y siguen aparentemente convencidos de que la recuperación está cerca, para ser manipulados por el cártel de acreedores.
El curso actual es insostenible. Los mercados pueden tolerar deuda por encima del 130% del PIB durante algún tiempo, pero es poco probable que toleren niveles próximos al 140%.
La cruda realidad es que Europa no ha sacado provecho de los cinco años de generosidad dados por la Reserva Federal de EE.UU. y el sistema de crédito de China, después de la crisis de Lehman.
Es hora de que el sur de Europa vele por sus propios intereses, una vez más.”.Carlos Montero– Lacartadelabolsa