Niño Becerra: Cada vez habrá menos empleo
Un lector me remite un link a un artículo en el que se dice por activa y por pasiva que lo que hay que hacer, por encima de todo, es fomentar la creación de empleo, crear empleo.
Cosas como esa están bien, lo que sucede es que nadie dice como hacerlo o dicen cosas prácticamente imposibles de llevar hoy a término. Porque lo único cierto en relación al tema del desempleo del factor trabajo es que cada vez se necesita una menor cantidad del mismo para fabricar la cantidad de lo que en aquel momento sea necesario y con la calidad que sea precisa.
Cada vez se necesita menos factor trabajo y cada vez se va a necesitar menos a medida que se vaya profundizando en la búsqueda de la eficiencia y a medida que vaya disminuyendo el catálogo de bienes fabricados. En otras palabras, el planeta tiene que irse acostumbrando a un desempleo estructural muy elevado y con una tendencia crecientemente al alza.
Fórmulas que funcionaron ya no funcionan porque la capacidad de endeudamiento de todo el mundo se halla agotada y porque los recursos de los que se dispone son limitados por lo que hay que ahorrarlos (por ello, entre otras razones, la ampliación de la capacidad de endeudamiento es imposible). Cosas de la vida: el recurso que sobra a mansalva es el factor trabajo, por ello ya se está comenzando a diferenciar entre factor trabajo necesario y aquel que no lo es, porque el primero puede ser ocupable y el segundo no.
Por ello pienso que ya se debería empezar elaborar la definición de competencias necesarias que dieran lugar a perfiles formativos en los que integrar a aquellas personas con la actitud y las aptitudes pertinentes. Lo que, evidentemente, abre la puerta a un mundo laboral escindido en dos: la ocupación a tiempo más-que-completo: supertotal, con plena disposición, y el subempleo englobado en mil formas de ocupación parcial.
Parecido es lo que le está sucediendo a Grecia. De momento, cuando un político (fundamentalmente alemán) dice cosas sobre Grecia, el planteamiento siempre suele ser el mismo: ‘Si no está dispuesta a hacer tal y cual, debería irse del euro’, aún no se ha pasado al ‘Como no hace tal y cual, que se vaya del euro’.
Ya lo hemos comentado aquí: convino creer que Grecia era de una manera y que en Grecia las cosas podían ir por unos caminos, y cuando ha convenido creer otras cosas Grecia ha vuelto a ser lo que siempre fue: una economía pobre incapaz de sostener de forma aceptable a su población total. En relación a Grecia las cosas se dicen del primer modo porque todavía no es pertinente que se vaya, pero falta poco para ello.
También lo leyeron aquí pienso que Grecia debería romper la baraja: salirse del euro, renegociar toda su deuda, fomentar la emigración de la ciudadanía más preparada, volver a sus actividades tradicionales mejorando su rendimiento, planificar su crecimiento demográfico, reestructurar toda su administración, ir a un Gobierno puramente técnico, y lo más importante: explicar de forma diáfana a su población el estado en que se hallan las cosas sin tapujos ni camuflajes.
Grecia es un país que siempre ha sido muy pobre que durante un tiempo convino que se creyese que no lo era. Pero eso se acabó, o sea que …
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull. La carta de la bolsa