Las tres variables que tenemos que tener perfectamente claras de cualquier producto de ahorro que nos planteemos contratar, la Santa Trinidad del Ahorro, son: seguridad, liquidez y rentabilidad.

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En épocas económicas estables, lo que atrae la atención del ahorrador es la rentabilidad y, en segundo lugar, la liquidez. La seguridad del producto y de la entidad que lo emite suele quedar en último lugar.

Evidentemente vivimos un momento distinto, en el que la incertidumbre económica campa a sus anchas. Bancos nacionalizados e incluso en el punto de mira de su liquidación, productos tóxicos que bloquean el dinero o producen pérdidas muy importante al contratante y un largo etcétera de situaciones desfavorables para los intereses del ahorrador.

La seguridad tanto de la entidad que garantiza el producto como del vehículo de ahorro en sí pasan a primera plana en la mente del cliente. Si hasta los grandes inversores están dispuestos a sacrificar sus ganancias a cambio de seguridad, como lo demuestran los tipos de interés reales negativos de las emisiones de deuda pública d ellos países considerados más seguros, por ejemplo, es normal que ocurra lo mismo entre los menos pudientes.

La deuda pública española sería el producto más seguro para un perfil de ahorrador tradicional. No es menos cierto, sin embargo, que la incertidumbre ha llegado hasta este antes considerado activo sin riesgo. Cuando los tambores de rescate suenan, los ahorradores tiemblan.

La otra alternativa en cuanto a seguridad son los depósitos a plazo fijo tradicionales. Si bien las entidades financieras intentan captar pasivo de sus clientes mediante los pagarés, para evitar el sobrecoste que le genera remunerar los depósitos por encima de la media (gracias a la desafortunada normativa Salgado aún vigente), la exigencia de seguridad y complejidad lleva a determinados bancos a ofrecer plazos fijos a tipos de interés atractivos, algunos por encima del 4%.

Los que mejor lo tienen son las entidades extranjeras no adheridas al Fondo de Garantía de Depósitos, ya que a éstas no les afecta la normativa anti-guerra de depósitos. También algunos bancos online están compitiendo por captar clientes por esta vía.

Los depósitos disfrutan de la garantía de la solvencia del banco que los custodia y del aval del Fondo de Garantía de Depósitos, que devolvería hasta 100.000 euros por titular si la entidad presentara un concurso de acreedores. En principio los bancos son menos seguros que el Estado Español (y podríamos decir que la deuda pública es más segura); sin embargo, las entidades financieras españolas cuyo negocio está diversificado en otras zonas geográficos podrían ser incluso más solventes que el propio país, algo que no deja de ser paradójico para un observador normal.

En todo caso, señalar que el dinero siempre corre peligro, por el mero hecho del paso del tiempo (la inflación rebaja su valor real); la mejor forma de proteger el ahorro es tenerlo bien diversificado, en función de nuestro perfil de riesgo y con un asesoramiento independiente de calidad. El miedo, lejos de ayudar, propicia decisiones financieras equivocadas.Pau A. Monserrat, economista de iAhorro.com