Niño Becerra: Vamos a vivir peor
Se pregunta el profesor Krugman: “¿Y si el mundo en el que vivimos desde hace cinco años fuese la nueva normalidad? ¿Y si las condiciones de cuasi depresión van camino de mantenerse, no uno o dos años más, sino décadas?”.
Tal y como lo veo el estándar, la posición económica del ‘futuro’ va estar un 20% o un 30% por debajo del ‘pasado’, ¿por qué?, pues porque el crecimiento habido en ese pasado ha estado basado en un sobreapalancamiento que no va a volver y en un desperdicio de recursos que se va a evitar a medida que vaya aumentando la productividad orientada hacia la eficiencia.
En consecuencia, si se toma como referencia, como índice 100, el período 2003 – 2006, el PIB pc, caerá, bastante, porque la situación para la mayoría empeorará al no retomarse las condiciones de cuando ‘el mundo iba bien’.
Interesante la referencia que realiza el Premio Nobel a las palabras del Dr. Larry Summers en el sentido de que la crisis financiera ha quedado muy atrás. No comparto tal punto de vista. Continúa habiendo un megamontón de liquidez que son meros bits de ordenador y que no tienen contrapartida en la economía real; además, el valor de un gran número de activos financieros sigue siendo el que se ha convenido que sea, no el que realmente es, empezando, por ejemplo, por la deuda pública USA.
A destacar esto: “(…) antes de la crisis teníamos una enorme burbuja inmobiliaria y de endeudamiento. Pero incluso con esa gigantesca burbuja estimulando el gasto, la economía solo funcionaba a medio gas: el mercado de trabajo estaba bien, pero no era magnífico, y la expansión no llegó a ser lo bastante potente como para producir una presión inflacionaria significativa”. Cierto, pero eso sucedió fundamentalmente en USA debido a que la productividad de su economía era elevada y a que las importaciones de todo se dispararon por lo que la oferta estuvo muy bien nutrida.
Y a destacar también esto otro: “Consideremos la relación entre el endeudamiento de los hogares y su renta. Entre 1960 y 1985 fue más o menos estable, pero entre 1985 y 2007, año del estallido de la crisis, aumentó de forma rápida e imparable. Pero incluso con los hogares endeudándose cada vez más, los resultados económicos del periodo fueron mediocres en el mejor de los casos, y la demanda no mostró ningún indicio de ir por delante de la oferta”. Ciertísimo: no sucedió eso porque la capacidad productiva -fundamentalmente en USA- era enorme, y donde no llegaba esta llegaban las importaciones: ¿a dónde llegó / ha llegado el déficit comercial USA?. En un mundo ya postglobal y en economías postglobales, las inflaciones producidas por insuficiencia de la oferta de bienes acabados son escasas.
Lo que encuentro absolutamente delirante es una teóricamente posible causa de esa situación de semi-deflación a la que se estaría apuntando: un reducido incremento demográfico: “Una población que crece genera demanda de nuevas casas, de oficinas, y así sucesivamente. Cuando el crecimiento se frena, la demanda cae. En EE UU, la población en edad de trabajar aumentó rápidamente en las décadas de 1960 y 1970, cuando los hijos del baby boom se hicieron mayores, y su fuerza de trabajo se vio engrosada aún más deprisa con la incorporación de la mujer al mercado laboral”. Claro, pero hoy la productividad por hora efectivamente trabajada, por unidad de capital y por unidad de commodity utilizada así como la capacidad de que crezca es muchísimo mayor de lo que entonces era, luego …
Totalmente de acuerdo, por lo antes dicho, con la idea, recogida por el profesor Krugman y sugerida por el ex Secretario del Tesoro USA: “(…) tenemos una economía cuyo estado normal es de una demanda inadecuada —cuando menos, de una ligera depresión— y que solo se aproxima al pleno empleo cuando hay burbujas que la mantienen a flote”. Se ha creado una capacidad productiva y un volumen de población activa que sólo puede prácticamente plenamente emplearse cuando se hiperconsume de todo financiándolo con hiperendeudamiento, es decir, cuando hay en marcha, al menos, una burbuja que genere mucha actividad; sino, se produce una situación de subconsumo que pone de manifiesto un exceso de capacidad productiva y de factor trabajo, es decir, de sobreproducción.
Insisto en el planteamiento (que se expone de forma muy moderada a fin tan solo informar y buscando, supongo, que cause el menor revuelo posible). El planeta tiene y es capaz de diseñar y de construir unas capacidades de producción gigantescas de todo que no se corresponden con las capacidades actuales ni esperadas de la demanda de todo. A eso añádase que cada vez se precisa de una menor cantidad de factor trabajo para producir las cantidades precisas de lo que haga falta. Sobra producción y sobra consumismo porque, al margen de que el consumo hoy existente no es suficiente para absorber la producción actual y potencial, existe un excedente consumista considerando que los desperdicios ya no son contemplables. Si a eso se le quiere denominar ‘depresión permanente’, pues vale.
Y esos son los parámetros del nuevo modelo: la escasez y el menos. Y sí: también se ha acabado esta Historia.
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.