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“Existe una evolución similar en los últimos años entre el póker y la inversión financiera. Anteriormente uno se dejaba guiar más por la intuición, por las percepciones. Ahora todo es matemáticas. Programas de gestión automática por un lado, y fórmulas de probabilidad por otro”.

Les tengo que reconocer que mis conocimientos del póker son básicos. Conozco el valor de cada jugada y las reglas, pero poco más. Motivado por mi amigo, investigué un poco sobre la evolución de este juego en las últimas décadas, y comprobé que la teoría de juegos tiene un papel fundamental hoy en día.

Es cierto que aún quedan jugadores a la antigua usanza que pueden detectar un farol en el oponente por cualquier mínimo tic, pero para las generaciones más jóvenes, las matemáticas ocupan un papel fundamental en su juego.

Por si desconocen las reglas de la modalidad de póker que se usa en los campeonatos mundiales, les diré que cada jugador recibe dos cartas, y gana aquel que tiene la mejor mano en cinco cartas, mediante la combinación de las dos suyas, con las cinco cartas que se muestran boca arriba y que son compartidas por todos los jugadores.

Christopher Chabris en el WSJ ponía el siguiente ejemplo: supongamos que usted tiene un par de sietes, y antes que se reparta el flop (las primeras tres cartas compartidas de un total de cinco) usted apuesta todas las fichas. Un jugador iguala la apuesta. Ambos dan la vuelta a las cartas, y su oponente muestra un par de seis. Usted está en muy buena disposición para ganar la mano. Cuando se reparte el flop ve que hay un seis, por lo que su contrincante tiene tres seis por dos siete de usted. Pierde la mano y la partida. ¿Usted jugó correctamente?

En cuanto a los resultados no, ya que ha perdido todas las fichas. Sin embargo, según los cálculos de probabilidad, un par de siete tiene ganará a un par de seis en el 81% de las ocasiones. Así que su jugada fue correcta.

El teórico del juego del póker David Sklansky escribió una vez que usted debería considerarse un ganador siempre y cuando usted tenga la mayor probabilidad de ganar la mano cuando todo el dinero esté apostado. Esta actitud es coherente con la realidad económica subyacente en el póker, y puede suavizar las reacciones emocionales a las pérdidas y a las ganancias. Lo que importa es la calidad de sus decisiones, no el resultado de las mismas. ¿Encuentran similitudes con el “juego de la bolsa”?

Hace unos años, un joven profesional llamado Phil Galfond publicó un estudio sobre la observación del Sr. Sklansky, mostrando que la forma correcta de analizar una decisión de póker es considerar el conjunto de diferentes manos plausibles que podría tener tu oponente (rango), dadas todas las acciones que ha tomado hasta ahora.

Así que, si por ejemplo usted cree que su rival sólo cubriría su apuesta si tuviera como mínimo un par de seis, el escenario cambiaría, porque si bien es cierto que en caso de que tuviera un par de seis su probabilidad de victoria sería de un 81%, es mucho más probable que pueda tener una mano con un par de siete, u ochos, o nueves o más. Por lo tanto, la probabilidad de que usted ganara esa mano sería de tan sólo el 19%. Por supuesto, en el póquer rara vez se conoce con precisión el rango de tu oponente.

En la práctica, esto significa que usted no debe únicamente apostar todo cuando tiene una mano super fuerte, porque esto hace que sea fácil para su oponente deducir su rango y actuar en consecuencia.

¿Por qué este repentino salto hacia adelante en la estrategia de un juego que ha existido por más de un siglo? El análisis informático ha contribuido notablemente.

Como comprobarán, mi querido amigo británico estaba muy en lo cierto cuando resaltaba la similitud del póquer con la bolsa. El desarrollo informático ha contribuido a que la mayor parte de las operaciones que se hacen hoy en día en los mercados financieros desarrollados sean realizadas por máquinas. Las matemáticas son fundamentales en la preparación de cualquier gestor. Los métodos de valoración se están complicando de tal modo, que son necesarias largas horas de estudio para poder dominarlos. Eso deja a un lado a los antiguos gestores como yo, donde la creatividad, la intuición y la templanza de ánimo tenían un papel básico a la hora de la toma de decisiones. Son otros tiempos. Carlos Montero Lacartadelabolsa