Verdaderamente es muy curioso, mucho, y desconcertante: más. Se dice y repite, se elucubra: España pedirá el rescate o no lo pedirá, lo pedirá mañana o dentro de unos días; el Gobierno está haciendo las cosas bien o las está haciendo mal; habrá nuevas exigencias o no las habrá, y las condiciones serán las mismas o no lo serán; tararí, tarará, o no; blanco o azul, o amarillo y pastel. Pero nadie, absolutamente nadie, que pinte algo en alguna parte sale y dice en qué Estado se halla realmente España.

El Sr. Presidente del Gobierno lo dijo muy, muy, muy claro el pasado día 11 de Julio en el Parlamento del reino: ‘España ha perdido su capacidad de decisión’. Ergo España no puede decidir, Ergo a España no le queda otra opción que hacer lo que le digan que tiene que hacer. ¿Por qué no se parte de aquí?. (Me han preguntado en diversas ocasiones si creo que al Sr. Rajoy se le escapó esa afirmación. Pienso que no, que en absoluto.

Pienso que fue parte de una escenificación muy bien estudiada orientada a dejar muy claro qué podía hacer España por sí misma -absolutamente nada- a fin de salir del atolladero en que se halla metida junto a todos los países europeos.

Pienso que España va a pedir el segundo rescate –adopte este la forme que adopte– cuando le digan que tiene que pedirlo, entre otras razones porque España ha perdido su capacidad de decisión. Pienso que se está esperando que todas las piezas estén encajadas, cada uno en su sitio, todos los papeles donde deben estar, las cuentas claras (en la medida que sea necesario que lo estén), y entonces, y sólo entonces, España solicitará el rescate. Y las opciones: compra de deuda, garantía de impago parcial, … No: la salida del euro no es una opción.

Pero nadie dice cómo está realmente España, nadie dice cuando aquella persona que lleva en paro desde hace un año va a ser contratada de nuevo, tampoco que debe hacer esa persona para que la contraten, ni lo que aquella empresa puede hacer para cobrar lo que le deben, ni lo que aquel ayuntamiento puede hacer para aumentar sus ingresos; nadie lo dice, nadie.

Lo que se dice se dice entre líneas, con triples sentidos, con medias palabras. Como el Sr. Ministro de Economía en su comparecencia en la London School of Economics el pasado Jueves 4: “España no necesita un rescate. Lo que necesita es ciertas condiciones del BCE. La cuestión no es la condicionalidad, sino si estamos haciendo lo correcto para el futuro de España” (El País 05.10.2012, Pág. 25).

‘España necesita que el BCE haga ciertas cosas por y para España, y eso no es un rescate; y eso va a suponer que tengan que tomarse medidas, pero no serán condiciones, sino políticas correctas penando en el futuro’. Vale, muy bien, pero, ¿cómo está España?, ¿Cuándo va a encontrar un empleo aquella persona que está sin trabajo desde hace un año?. ¿Le pagarán a aquella empresa lo que le deben?. ¿Conseguirá recaudar más aquel ayuntamiento?.

En el mismo foro el Sr. Luís de Guindos expuso que las causas de esta crisis en la que se halla inmersa España son tres: “La deuda privada, la burbuja inmobiliaria y la pérdida de competitividad de las manufacturas de un 30% desde el ingreso en el euro” (Misma fuente). Lo que no dijo es que si ese aumento sideral de la deuda privada no se hubiese producido España no hubiese crecido lo que creció y no hubiese ido bien. Tampoco que esa burbuja inmobiliaria de la que todo el mundo ahora reniega y a la que todo el mundo ahora anatemiza fue la que posibilitó el crecimiento, y olvida que siempre que en España ha habido un boom económico ha estado asociado al ladrillo. La última causa es especial: la pérdida de competitividad.

Ya casi nadie recuerda que cuando España fue metida en el euro España NO ERA un país competitivo porque la productividad de su economía era patética. Algunos: poquísimos, dijimos que España pagaría con sangre su entrada en el euro porque iba a estar compartiendo moneda con otras economías que eran muchísimo más competitivas que la española debido a que su estructura de PIB generaba mucho más valor que la española y ello posibilitaba una inversión que alimentaba la consecución de de una mayor productividad y, por ende, la creación de una mayor competitividad. La respuesta a eso fue crédito ultrabatato y capacidades de endeudamiento multiplicadas por lo que hiciese falta.

Y si, el Sr. De Guindos tiene razón: esas han sido en España las manifestaciones de la crisis sistémica en la que estamos, pero no fueron las causas madres, porque lo verdaderamente trágico es que España está como está porque hizo cosas para crecer. España, en parte, está como está porque creció lo que creció; pero, como somos humanos, era inevitable no crecer lo que fuese posible, por lo que el resultado ha sido la debacle en la que nos hallamos. Y encima España sigue teniendo una productividad patética porque su estructura de PIB continúa siendo la que es.

Insisto en la pregunta: ¿por qué no se dice como España está?.

Al hilo de esto: no, no estoy de acuerdo con lo expuesto por el Sr. Gobernador del BdE en el Parlamento del reino el mismo día 4: “De ahí, la enorme importancia que adquiere la reactivación económica y la mayor flexibilidad de nuestro mercado laboral: estas dos piezas se complementan entre sí, y sin ambas funcionando a la vez, no será posible crear empleo neto” (Misma fuente, Pág. 29).

La demanda de trabajo lo demanda cuando lo necesita. En el año 2007 con un Estatuto de los Trabajadores que la Reforma Laboral ha cambiado, con una flexibilidad que ahora se ha dicho que era prácticamente nula, España consiguió su menor tasa de desempleo en décadas: 8,3%, cierto, cierto, con una calidad discutible en muchísimos casos, pero la tasa más baja en décadas; y, ¿por qué?, pues porque había demanda de trabajo y ahora no la hay, y por mucha flexibilidad que se inyecte eso no va a hacer que aumente.

Ya, que la flexibilidad es imprescindible para que haya reactivación. Nuevamente con el anquilosamiento que existía en el 2007 España crecía como un cohete … porque se daban los elementos que el Sr. Ministro de Economía expuso como causas de la crisis.

Otra vez: ¿por qué no se dice como está España?.

(Por cierto, al Sr. Mario Draghi se le está poniendo una cara de jugador de poker de impresión. Con un poco más de tiempo en ese puesto que ocupa se hubiera movido como pez en el agua en alguna de las mesas que poblaban aquellos barcos que impulsados por una enorme rueda de palas recorrían arriba y abajo el Mississippi).

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull. La carta de la bolsa