La idea de partida está clara: el 2013 está muerto, vale, pero habrá que superarlo como se superan todos los años.

El 2013 está muerto porque es absolutamente imposible que el planeta en general y cualquier país en particular supere en un año los desequilibrios a los que ha llegado y que gestione la deuda que arrastra.

En el 2013 no se va a crecer, o se crecerá muy, muy escasamente, el cualquier caso de forma insuficiente para revertir la situación en que se lleva inmerso desde hace más de cinco años. Algunas zonas, incluso, decrecerán debido a su descuelgue del proceso de rediseño de procesos ya superados y a su dependencia de caminos ajenos a su propia capacidad económica. Piensen en España: en este año que ahora comienza aún se agudizarán más las preguntas sobre la sostenibilidad de las diferentes regiones.

Volvamos al título: ‘Superar el 2013’: superar los efectos de la quimioterapia que ya se está aplicando: las medidas para transitar de un modelo agotado a otro nuevo: saneamiento bancario, unión bancaria europea, acuerdos sobre déficit estructural, abordar los excesos de capacidad de oferta en relación a una demanda que jamás volverá a ser como fue …

En el 2013 España va a continuar con sus dos problemas: continuará sin crecer y seguirá sin poder pagar todo lo que debe a no ser que pague precios crecientes y tan sólo para aquellas deudas que estén soportadas por acreedores dispuestos a refinanciaciones y prórrogas; pero con una recua infinita de proveedores en espera de las Administraciones Públicas, de Juanes Españoles que no podrán hacer frente a sus deudas y que contribuirán a que la tasa de impagadosidad siga aumentando … con los efectos que ello tendrá sobre la banca.

En el 2013 aún se pondrá más de manifiesto que España, como conjunto, no es viable, a pesar de que políticos en el Gobierno hagan constantes referencias a brotes verdes, luces al final de túneles y señales alentadoras; lo que llevará -en gran medida impulsado por ‘Bruselas’- al replanteamiento de la sostenibilidad zonal, al margen de la política.

Pero no olvidemos el título de estas líneas: ‘Superar el 2013’. Tras el estallido de la crisis lo deseable hubiese sido mover todo, cambiar todo, muy rápidamente, lo que era y es imposible: por demasiado grande, por demasiado complejo.

El 2013 pienso que va a ser un año de esperar y ver; de ir aplicando las medidas que se han diseñado y las que se irán diseñando; de estudiar los movimientos a hacer; teniendo muy claro que el proceso no seguirá el ritmo de un galgo sino al de un gato: eficiencia, en la escasez.

Sólo hay que desear que se haga bien, al margen de políticos -y al margen de cualquier color político-, que sólo piensen en un horizonte de cuatro años; aquí, y en todas partes.

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull. La carta de la bolsa