Es importante conocer nuestras debilidades antes de fallar

“Casi todo el mundo comete errores de inversión”, señala Tom Becker, colaborador de Money Choices. “Fallos que pueden beneficiarnos en el futuro siempre y cuando empleemos lo aprendido para llevar a cabo mejores y más informadas decisiones de inversión”, incluso cuando nuestros ‘tropiezos’ nos hayan costado dinero en primera instancia. “Sin embargo, si conocemos cuáles son nuestras ‘debilidades’ antes de errar, es mucho más fácil reconocer el problema y extraer una lección de él”, afirma. Así, nos ofrece los que en su opinión son los diez errores de inversión más comunes:

– La ceguera por los beneficios. Cuando actuamos cegados por las recompensas solemos ir por el mal camino si no tenemos en cuenta los efectos secundarios de una inversión. Escuchar a otros hablar de increíbles dividendos, grandes rentabilidades e inmensas recogidas de beneficios nos puede llevar a olvidar los riesgos. “Debemos dar un paso atrás y considerar por qué los beneficios son tan altos y decidir si merece la pena asumir el riesgo a unas ganancias que pueden ser fugaces”, aconseja este experto.

– La impaciencia ha sido la “asesina” de muchas inversiones sabias. No esperar un giro en la economía o asumir que una acción ha tocado techo y venderla demasiado pronto, a pesar de que es una inversión conocida y estable, puede dejarnos “con remordimientos”.

– “Perder el tren” cuando hablamos de una inversión interesante puede “frustrarnos y cabrearnos”, tanto que podemos decidir intentar cogerlo a toda costa y entrar en él justo cuando todo el mundo se está bajando.

– Burbujas que explotan. Durante la última década lo sucedido con las puntocom o el sector inmobiliario nos ha mostrado cómo de peligrosas pueden ser las burbujas. “Cuando todo el mundo empieza a decir que una inversión es a prueba de fallos o un filón para hacer dinero ha llegado el momento de plantearse la validez de esos consejos. Recuerden el viejo dicho: Si parece demasiado bueno para ser verdad, probablemente lo sea”.

– La influencia de las masas. Puede ser muy fácil quedar atrapado en la excitación de una inversión. Cuando todo el mundo habla maravillas sobre una inversión resulta complicado ignorar la oportunidad. Sin embargo, como con las “burbujas”, seguir al rebaño puede llevarnos a un acantilado. “Escuchar a las masas en lugar de seguir tu propio buen juicio es un error que puede hacernos tropezar y caer en nuestro camino de inversión”, advierte.

– Tomar la inversión como algo personal. La toma de decisiones sobre el mercado basada en nuestras preferencias o en nuestro estado de ánimo sólo nos dejará “enfadados, porque no hemos basado nuestro proceder en la objetividad y las buenas prácticas de inversión”, afirma Becker.

– Las inversiones incómodas. “Algunos inversores no pueden dejar de pensar en sus inversiones porque están preocupados por perder dinero. Incluso cuando las apuestas son buenas, muchas veces no merece la pena la desazón que implican, para muchas personas algunas decisiones simplemente no son buenas por el miedo que conllevan”, explica este experto.

– Grandes expectativas. En ocasiones, muchos inversores, tras escuchar a expertos o analistas, no están satisfechos con las rentabilidades que obtienen de sus inversiones. Creer que los retornos del 8%, 9% ó 10% son la normalidad puede llevarnos a tomar decisiones y caminos de inversión incorrectos.

– Poco capital. A veces cuando optamos por una inversión correcta no fallamos en la elección de la misma si no en la cantidad de dinero que ponemos en ella.

– Invertir antes de reducir o eliminar la deuda. “Incluso cuando una inversión nos reporta una rentabilidad del 10%, si pagamos intereses, por ejemplo, por nuestra tarjeta de crédito del 20%, nuestra elección de inversión no es correcta”, concluye. Sara Carbonell – Bolsamania