Los bancos domésticos que han apoyado con fuertes compras las subastas de deuda del Tesoro español podrían estar llegando al límite en lo que se refiere a absorción de bonos soberanos, minando los esfuerzos del país para evitar un rescate en toda regla.

Si España tuviese que cancelar una subasta por falta de demanda de los grandes bancos nacionales, podría verse forzada a pedir un rescate estatal además de las ayudas que ya ha negociado para sus bancos (hasta 100.000 millones de euros), provocando una peligrosa nueva fase en la crisis de deuda de la zona euro.

Los costes de financiación de España escalaron a máximos de la introducción del euro en junio al deshacerse los inversores internacionales de deuda del país y el viernes la rentabilidad del bono español a diez años volvía a superar el 7 por ciento, lo que provocó una espiral en los costes de endeudamiento previos a los rescates de Portugal e Irlanda.

Hasta ahora, los bancos domésticos han llenado el vacío de financiación, pero participantes del mercado aseguran que muchas de estas entidades ya han alcanzado o están a punto de alcanzar los límites de deuda pública que están dispuestos a comprar de un país cuya prima de riesgo no deja de subir.

Estos límites varían de banco en banco en función de niveles internos de control de riesgos más que por niveles técnicos fijados por reguladores. Pero hay señales de un sector ya lastrado por miles de millones de euros de préstamos tóxicos está alcanzando un punto de saturación.

«Los bancos españoles fueron vendedores netos de deuda española en los últimos dos meses. Para mí ese es un claro síntoma de que los bancos ya han alcanzado un nivel con el que no se sentirán confortables teniendo más deuda», dijo Luca Cazzulani, vice director de renta fija para UniCredit.

Un gran banco español y un banco mediano dijeron a Reuters que todavía pueden tomar más deuda soberana, pero uno de los participantes del mercado advirtió que los bancos españoles más pequeños ya no se acercan a las subastas del Tesoro.

Los bancos domésticos eran titulares del 28 por ciento de la deuda pública española en mayo, según datos del Tesoro, frente al 17 por ciento de finales de 2011 tras haber adquirido deuda después de dos ingentes subastas de liquidez a tres años realizadas por el Banco Central Europeo.

Sin embargo, los bancos españoles redujeron su exposición a la deuda nacional en abril y mayo y no fueron inversores internaciones los compradores. Más bien, instituciones españolas como el fondo de la seguridad social incrementaron sus posiciones, acercando al Estado a la incomodidad de comprar su propia deuda soberana.

La situación española tiene desagradables ecos de los acontecimientos de Portugal en abril del año pasado, cuando los bancos lusos amenazaron con dejar de comprar deuda nacional tras dispararse las rentabilidades, lo que finalmente abocó al país a pedir el rescate.

España e Italia consiguieron la semana pasada en una cumbre que los líderes aceptasen que los fondos de rescate de la UE entrasen directamente en los mercados de bonos, lo que destensó temporalmente las rentabilidades de sus bonos. Pero siguen siendo escasos los detalles sobre las condiciones que se emplearán los fondos de rescate o sobre cómo se implementará la prevista recapitalización directa de los atribulados bancos españoles, lo que desincentiva a los inversores internacionales para volver a comprar deuda del país.

«El resultado de la cumbre es positivo y debería animar a los inversores a comprar deuda española. Pero el problema es que lo que se ha decidido tardará en implementarse», dijo un participante del mercado. «España es solvente. No se trata de un problema de solvencia, se trata de liquidez. Y mi temor es que si los mercados no se ajustan y no hay señales de que los inversores internacionales regresen, al final también la liquidez se irá», añadió.

Un segundo operador de deuda española dijo que el interés en las emisiones de deuda española era escaso y que era necesario un mayor compromiso de Alemania para acabar con la crisis, además de un trabajo de reformas a nivel nacional, para atraer de vuelta a los inversores.

Sin embargo, según Citi, ha habido algunas señales tentativas de un regreso de inversores internacionales a la deuda española y no sólo en las emisiones a corto plazo. Eso podría alentar al Tesoro, que el jueves levantó 3.000 millones de euros en bonos, entre ellos uno a 10 años, después de haber subido el objetivo tras suavizarse las rentabilidades con la cumbre de líderes europeos.

Pero enfrente hay desafíos, entre ellos el rescate de los bancos. «Hay un montón de obstáculos tanto políticos como económicos y aún hay que ver si los 100.000 millones de euros bastan finalmente para los problemas de los bancos españoles. Hay cuestiones sin revolver en torno al MEDE (…) y los vientos económicos en contra son muy fuertes», dijo Robert Crossley, responsable de estrategia sobre tipos de interés en Europa para Citi.

E incluso volviendo cierta estabilidad a los mercados de deuda española durante un tiempo, el economista de Citi, Willem Buiter, sigue esperando que España entre -posiblemente muy pronto- en un programa de condicionalidad soberana y supervisión por parte de la UE y el FMI.

Más operaciones de liquidez del BCE ayudarían a los bancos españoles a manejar la situación durante más tiempo, pero el banco central no ofreció indicios este jueves sobre planes para realizar otra subasta de liquidez a largo plazo (LTRO) u otras medidas de estímulo no convencionales. Y aunque se pusieran en práctica estas medidas, no atacarían la raíz de la crisis de deuda de la zona euro.

«Dado que el BCE se muestra reticente ahora mismo a hacer más operaciones a largo plazo, parece adecuado pensar que los bancos domésticos puedan estar alcanzando un límite en cuando a la cantidad de deuda (pública) que quieren tener», dijo Harvinder Sian, estratega en RBS.

Sian señaló que los bancos probablemente tenían capacidad para asumir más deuda en sus balances, pero que esta cuestión se estaba volviendo más marginal. «Necesitamos ver un regreso de los inversores internacionales para que la situación se estabilice y eso no está para nada claro», concluyó.

Nigel Davies de Thomson Reuters