Para formar parte del mundo de la inversión, no hay una edad establecida . Carlos Slim, uno de los hombres más ricos del mundo, empezó a manejar acciones y bonos cuando apenas tenía 12 años, edad a la que compró acciones y títulos de deuda de Bancomer.

El objetivo del poderoso inversor y magnate mexicano era emular a su padre, que también era un ávido hombre de negocios.

Carlos Slim aseguró que esta enseñanza le dio la idea de 10 pasos para alcanzar una administración financiera eficaz: no gastar más de lo que se gana, crear estructuras simples en organizaciones, mantener austeridad en tiempos de “vacas gordas”, ser activo en la modernización, saber que los objetivos se alcanzan estando todos unidos, que el optimismo y la paciencia siempre da su fruto, invertir mínimamente en activos no productivos, que el dinero debe reinvertirse, que todos los tiempos son buenos y nos moriremos sin nada, además de administrar la riqueza temporalmente para el bienestar de otros.

Considerando las palabras de Slim, es necesario conocer algunos conceptos específicos a la hora de hablar de inversiones para jóvenes. En primer lugar, mucho se habla de que invertir a través de los dividendos y su respectivo crecimiento es una técnica para gente mayor, porque no demanda mucha actividad y permite ganar dinero desde la calidez del hogar. Sólo por el hecho de ser accionista al individuo se le acredita, trimestralmente o anualmente según la compañía, un pago correspondiente a la distribución de beneficios entre los capitalistas de la firma.

Gran parte de los jóvenes que pretenden mantener su frescura en el mundo de la inversión, intentarán buscar activos con más riesgo o que tengan potencial de revalorización a largo plazo. Quizás prefieran invertir en alguna compañía naciente a través de su salida a bolsa antes de comprar acciones de Coca-Cola, que ofrecen un dividendo de 1,02 dólares por acción.

No obstante, hay que tener en cuenta que este pensamiento no ayudará a forjar el primer capital de una cartera de un inversor joven. En Estados Unidos, el 90% del rendimiento del mercado proviene de dividendos y del crecimiento de los mismos.

Otra alternativa que varios inversores jóvenes deberían tener en cuenta es la cuestión de ganar a través del interés compuesto: reinvertir los intereses de los activos de la cartera a la misma tasa para potenciar aún más la ganancia. Esta técnica requiere desembolsar tanto las ganancias generadas por apreciación del capital y por el pago de dividendos, siempre a la tasa de mercado de ese momento para ese activo en particular.

Componer una cartera «fresca»

Teniendo en cuenta estos conceptos, la inversión a través de dividendos, o mejor dicho, de renta fija, es la mejor manera para que un inversor joven pueda dar sus primeros pasos. A ello, hay que añadir que este sistema conlleva además el estímulo psicológico, ya que desde la temprana edad pueden ser accionistas de grandes compañías como Coca-Cola o General Electric. Pero lo más probable es invertir dando prioridad en el rendimiento y en las ganancias que la inversión le va a ofrecer.

Benjamin Graham, el gurú del valor de la inversión, escribió en el libro El Inversor Inteligente, las dos reglas de oro para formar una cartera de acciones que paguen dividendos.

En primer lugar, afirma que cada empresa que uno posea debe ser de gran capitalización y con mucho flujo de caja interior además de tener un prontuario de pago de dividendos continuo.

Entonces, para conocer empresas que cumplan estas ambas reglas, puede buscar la lista estructurada por Standard & Poor’s denominada S&P Dividend Aristocrats, un grupo compuesto por empresas que fueron subiendo sus respectivos dividendos en los últimos 25 años de manera ininterrumpida.

En el momento que una de estas acciones no aumente su pago de ganancias por acción, automáticamente queda fuera de la lista. En este grupo aparecen empresas de gran envergadura como McDonald’s o General Electric. En la recesión de 2008 en Estados Unidos, varios bancos fueron removidos de esta lista como es el caso de Bank of America.

Otra alternativa de invertir a través de dividendos es comprando ETFs que inviertan en empresas que distribuyen beneficios a sus accionistas. Un ejemplo es el ETF DVY, que contiene empresas con un alto rendimiento en sus dividendos, y el ETF VIG, compuesto por firmas que incrementaron sus dividendos durante los últimos diez años y que tienen buena liquidez. La carta de la bolsa