Épocas de crisis y de excesiva volatilidad en los mercados como las que se vive en la actualidad, suelen ser momentos más que difíciles para la gran parte de los inversores por lo que es clave tener en cuenta cuáles son los errores más comunes que se suelen cometer para llevar a cabo decisiones acordes con los objetivos planteados para el largo plazo.

Es importante, en primer lugar, contar con un plan de cómo se van a gestionar las posiciones de la cartera, especialmente en caso de descensos de las cotizaciones o grandes turbulencias.

La mayoría de los inversores cometen el error de retrasar la decisión de cuándo y cómo cerrar las posiciones y, en tales casos, acaban siendo presas de los estados de ánimo como el pánico y la codicia que, habitualmente, suelen ser pésimos consejeros para tomar decisiones de inversión.

Según el perfil de cada inversor, podría ser buena idea cortar las operaciones en caso de descensos o, por el contrario, mantener o incluso aumentar las posiciones a precios más bajos.Pero todo ello dependerá de cuestiones tales como el plazo del negocio o la tolerancia al riesgo.

En cambio, lo importante es definir estas cuestiones de antemano debido a que en los momentos en los que mercados se mueven abruptamente y el inversor se encuentra bombardeado por nueva información , suele ser bastante difícil tomar decisiones con claridad.

Otro fallo que cuesta bastante caro es sumarse al comportamiento de las masas o dar mucha importancia a la información del momento, sin tener una perspectiva a largo plazo.

La burbuja de las acciones tecnológicas del año 2000 o la de las materias primas de 2007 son claros ejemplos de situaciones en las que dejarse influenciar por el comportamiento del resto costó muchísimo dinero a inversores individuales y profesionales. En este sentido, vender posiciones a principios de 2009, en los suelos de la última crisis financiera también supuso una equivocación.

Por regla general, este tipo de errores se producen cuando nos dejamos influenciar demasiado por el contexto que lo rodea sin aplicar una perspectiva más equilibrada y de largo plazo.Los mercados no suben para siempre, por más interesantes que sean las perspectivas de un sector, y la economía global con sus idas y vueltas suele encontrar una manera de salir adelante.

Cuando los medios de información repiten permanentemente la gravedad de la situación económica y el resto de los inversores ha perdido las esperanzas, es más probable que sea un buen momento de compra que de venta.

Además, siempre hay que tener presente que el exceso de confianza puede ser un error cuando se pierde la capacidad de adaptarse a los cambios o gestionar de forma adecuada los riesgos de la cartera.

Exitosos y reconocidos inversores como Warren Buffett y George Soros han cometido errores importabtes a lo largo de sus carreras que ellos mismos reconocen. Si ellos lo hicieron es de esperar que el resto pueda incurrir en ellos en algún momento.

Por todo ello, hay que estar preparado para cometer errores y aprender de ellos. Cuando una compañía no presenta los resultados financieros que se esperaban hay que estar dispuestos a analizar de forma crítica su posición, además de analizar los riesgos de la cartera frente a cuestiones económicas.

El inversor inteligente busca minimizar la cantidad de equivocaciones que pueda cometer al mantenerse permanentemente informado y educado sobre las mejores alternativas que hay disponibles. Pero, además, la capacidad para reconocer y corregir las equivocaciones puede ser un factor fundamental a la hora de alcanzar el objetivo planteado en un comienzo.